El llamado Imperio Occidental surgió en Europa entre los siglos XVI y XVII. Inició sus primeros pasos mediante el colonialismo hasta el siglo XIX y luego sufrió una gran evolución con la venida de la revolución industrial. De esta forma se puede decir que en el siglo XX su hegemonía era prácticamente total. Los inicios de su caída no están del todo claros pero la mayoría se inclinan a considerar el momento del declive como a principios del siglo XXI aunque otros sostienen que esto sucedió en un período anterior, de unos 10 o 20 años antes. Sea como fuere las causas de su caída han sido bastante estudiados y existe un consenso general al respecto.
En primer lugar está la toma del poder por una elite financiera que reemplazó a la anterior casta de estadistas y hombres de negocios constructores. Este reemplazo fue gradual y empezó en la burocracia de las estructuras empresariales y no en su cúpula propiamente dicha. Sin embargo con el tiempo dicha elite ganó poder y alcanzó el mando de las organizaciones de las empresas y, posteriormente, de los diversos estados que componían el Imperio.
En segundo lugar la amenaza comercial de las naciones en desarrollo, con su capacidad de producir recursos a bajo precio, no fue asimilada de forma adecuada por el Imperio que, en vez de combatir en su terreno, la tecnología, el diseño o la atención del cliente, decidieron luchar en el mismo campo de guerra de precios donde dichas naciones tenían ventaja. Todo ello influido por la avaricia de la clase financiera que veía cómo subían sus beneficios a corto plazo a costa de los recortes sociales. Este error, que condujo a la caída del consumo interno, junto con otros como el traslado de sus centros de producción a esas naciones con la falsa idea de que seguirían manteniendo el control, produjeron el deterioro de la propia capacidad de producir recursos y de la pérdida de las ventajas en diseño y tecnología.
Esta gestión deficiente de la elite financiera no se pudo constatar en un primer momento. A pesar de que las condiciones dentro del Imperio se fueron degradando con la pérdida de la propia estructura interna y la capacidad de respuesta que hasta este momento había tendido, las empresas siguieron manteniéndose con los beneficios de sus centros de producción externos. No fue hasta que las naciones emergentes tomaron el poder económico global que la situación fue obvia para todos.
La situación en el Imperio a mediados del siglo XXI era caótica. Se había perdido la infraestructura económica que mantenía el bienestar social de la gente. Los estados habían quebrado y con ellos las empresas y los bancos. Las rebeliones internas eran frecuentes y se cayó en diversos regímenes totalitarios a semejanza de los de las naciones emergentes. Al final la guerra mundial fue inevitable y con ella la caída definitiva del Imperio.
Xiang Zong
Discurso Inaugural para el Congreso “El Mundo de Ayer”
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