martes, noviembre 21, 2006
Noche en el Alma
Esa noche llovía en mis sueños. Era una lluvia espesa, de la que cala los huesos y llega al alma. La cortina de finas líneas de agua engullía los colores de la calle dejándola gris y triste, como en las mañanas de invierno. Estaba hablando con alguien que se parecía a ti, con la sensación de estar con una persona conocida y a la vez extraña. Oía sus palabras como si llegasen desde la lejanía aunque estaba a mi lado. Eran palabras que decían cosas intrascendentes. ¿Cómo estas?, ¿Qué tal te ha ido?. Las cosas que decimos cuando no sabemos que decir o no nos atrevemos a hablar. Todo daba vueltas en torno a las tonterías de todos los días, sin llegar a las palabras mayores, esas que querías decir sin saber cómo. Pero al final llegaron. Como bloques macizos de hielo, con afiladas puntas para herir más hondo. Y yo me revolví en la cama intentando despertar, debatiéndome con las sábanas y sintiendo como el agua de la lluvia anegaba mis ojos. Cuando al final desperté, alargué los brazos intentando llenar el espacio vacío... y lloré.
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